Gastón Gonçalves es un reconocido bajista que supo hacer carrera con Pericos y con su más reciente proyecto, Oliucanit. Sin embargo, en el último tiempo, construyó un alter ego que le brindó otro camino a recorrer y que también fomentó una etapa más teatral. Ese alter ego es Beatrice Inferno, que en los próximos días tendrá disco propio, titulado Móramonos Todos.

En diálogo con La Vereda, el músico expresó que “Betrice vivía en algún lugar adentro mío, pero terminó de aparecer en esta magnitud recién el año pasado” y agregó: “ella es la que hace esas cancioncitas que suelen ser aniñadas y oscuras, con letras que son bastante punk, y como que a todo el mundo le gustó”.

Gonçalves situó a Isla Grande de Brasil como lugar fundacional de Beatrice. “Ahí me fui de vacaciones, totalmente dinamitado, al punto que me peleaba hasta con un semáforo”.

En un momento, se vio solo en la isla casi desierta, en compañía de un ukelele. “Tal vez fue ese entorno o no sé lo que pasó, pero me hizo tocar todo el día. No paraba de componer y me encontré con un montón de canciones”, dijo.

Una vez en Argentina, “sumado a que estaba en una pausa con el otro proyecto que tengo, que es Oliucanit, me pareció como una picardía dejar esas canciones estar ahí, estacionadas. Además, cada una de ellas tenía como un cuento especial. Formaban un proyecto, más allá que se tratasen de diferentes estilos”.

El bajista explicó que este proyecto “necesitaba salir y así apareció la oportunidad”. Esa oportunidad se dio en enero del año pasado, aún con “canciones verdes” pero “esa fue la manera de tomar impulso”, detalló.

¿Con qué se encontró la gente que te fue a ver?

Se encontraron con algo distinto, totalmente nuevo. Vieron a una persona que nunca antes habían escuchado cantar en un rol desconocido, no solo para la gente sino también para mí. Como proyecto se fue haciendo sobre la marcha. Por ejemplo esa fecha fue un concepto más que nada primario, nada que ver a lo que es Beatrice Inferno hoy.

Lo que tiene Beatrice es que es como soy yo, las tías por lo general dicen lo que piensan sin ningún filtro y sin anestesia. También pueden ser despistadas o un poco torpes, entonces viven un poco tropezando o confundiendo. Eso a la gente le resulta gracioso y simpático, generándole cariño, como hizo este proyecto.

¿Qué libertades te da este alter ego?

Permitió desarrollar una parte más teatral dentro de los conciertos. Esa fue una construcción que se fue haciendo con el paso del tiempo, donde se fueron incluyendo audios de estas conversaciones que tengo con Beatrice, donde en oportunidades aparezco discutiendo. A eso se le sumaron unas filmaciones donde aparecen las dos personalidades y todo eso produjo una especie de obra, con un comienzo, un desarrollo y un final, que además tiene un grupo tocando.

¿En qué etapa se encuentra Morámonos todos?

Está cada vez más cercano a terminarse. Acabamos de finalizar la primera etapa de mezcla del disco. Hay una discográfica interesada y creo que el disco será una realidad en octubre.

Estoy muy contento con eso.

El disco tiene el aporte de todos los chicos que están conmigo ahora y sobre todo tiene la inmensa participación de Sebastián Bianchini, que es el productor del disco y tiene una visión increíble de la música. Imagina cosas constantemente y tiene la virtud de trasladar todo eso a las canciones y con las mías hizo un trabajo inmenso, incluida la llegada de esos temas al show en vivo.

¿Dónde estarás presentando el proyecto?

Hemos tocado en Despierta, que está en Colegiales y además fue el lugar que también vio nacer a Oliucanit. En octubre vamos a estar tocando en La Capilla, pero siempre estoy buscando los agujeros que me permite Pericos. De a poco se fueron haciendo un montón de cosas estando solo, sin ningún tipo de estructura. Imagino que una vez que se logré eso haremos un desastre.