El lunes se dio fin a una nueva edición del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, el clásico encuentro que se vivió de manera emotiva, ya que estuvo enteramente dedicado a la memoria del director José Martínez Suárez.

De esta manera, la edición número 34 del único Festival Clase A de Latinoamérica se despidió con el récord de haber sido visitado por más de 160 mil personas y con una importante cantidad de funciones agotadas desde su inauguración.

Tras la ceremonia de premiación del domingo, el Festival ofreció al público un festejo con funciones gratuitas, de películas que fueron galardonadas en esta edición, como la ganadora del Astor de Oro a Mejor Película de la Competencia Internacional, la española “O que arde”, de Oliver Laxe; la portuguesa “Vitalina Varela”, de Pedro Costa; la coproducción alemana serbia “I Was at Home, But”, de Angela Shanelec; la alemana brasileña “A vida invisível”, de Karim Aïnouz, o la argentina uruguaya “Planta permanente”, de Ezequiel Raduzky.

La 34ª edición contó con varios homenajes a quien fuera su presidente durante más de una década, el reconocido realizador y maestro de cine, José Martínez Suárez, a quien se lo reconoció con el Astor de Oro In Memorian y su película “Los muchachos de antes no usaban arsénico” fue la encargada de abrir el Festival, luego de la ceremonia de apertura, en la que la reconocida actriz Graciela Borges recibió el Premio a la Trayectoria.

Durante 10 días, el Festival contó con más de 500 proyecciones, de 300 películas, que conformaron las 7 competencias oficiales, secciones y actividades especiales, en 15 salas. Las películas fueron acompañadas por 100 invitados internacionales, 300 invitados nacionales y más de 2500 acreditados, con 530 periodistas tanto nacionales como internacionales.

Organizado por el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) y con 65 años de historia, el Festival se encuentra entre los quince festivales calificados por la FIAPF con Clase A en el mundo, categoría que comparte, entre otros, con Cannes, Venecia y San Sebastián, además de ser el único en su clase en Latinoamérica.