El legendario músico británico, ícono del heavy metal y voz emblemática de Black Sabbath, murió rodeado de su familia luego de una larga lucha contra problemas de salud. Su adiós definitivo llegó apenas semanas después de un histórico show en su Birmingham natal.
Ozzy Osbourne falleció a los 76 años. Figura central en la historia del rock, símbolo de rebeldía, oscuridad y mística, el líder de Black Sabbath murió pocos días después de brindar su último espectáculo en la ciudad que lo vio nacer y donde construyó gran parte de su leyenda. La noticia de su muerte fue confirmada por su entorno familiar, quienes lo acompañaron en sus últimos momentos.
En los últimos años, Ozzy había enfrentado un complejo cuadro de salud. Diagnosticado con párkinson y con secuelas físicas tras múltiples cirugías de espalda y cuello, el músico se sometió a tratamientos de rehabilitación intensiva con el único objetivo de poder despedirse de su público como quería: sobre un escenario. Lo hizo el pasado 5 de julio en un concierto titulado “Back To The Beginning”, en Villa Park, Birmingham, junto a los miembros originales de Black Sabbath.
Para lograrlo, contó con el apoyo constante de su familia y un equipo de especialistas. Su esposa, Sharon Osbourne, había adelantado días antes del show que el cantante estaba trabajando “con su terapeuta todos los días”. “De hecho, le va muy bien. Lo más importante para Ozzy son sus fans, así que se esfuerza mucho para estar listo para ellos y para que este programa sea la manera perfecta de terminar la historia”, había declarado.
Durante esa presentación, Ozzy cantó sentado en un trono negro, ya que su condición no le permitía estar de pie por tiempo prolongado. Aun así, logró una conexión profunda con el público, que celebró cada instante del reencuentro. La escena fue aún más conmovedora porque ese día también fue especial para su hija Kelly, quien se comprometió en pleno concierto, con sus padres como testigos.
En palabras del propio Osbourne, ese concierto marcó el cierre definitivo de su carrera sobre los escenarios: “Es una despedida en lo que respecta a mis presentaciones en vivo, y qué manera de terminar”.
En los últimos meses, su salud lo había mantenido lejos de los reflectores. El año pasado, incluso, no pudo asistir a la ceremonia de inducción de Black Sabbath al Salón de la Fama del Rock & Roll en Estados Unidos. Sin embargo, hace apenas unos días, Ozzy tuvo una última aparición pública en la Comic Con Midlands, en el NEC de Birmingham, donde cientos de fans hicieron fila durante horas para tomarse una foto con él. Estuvo acompañado por Sharon, Kelly y su hijo Jack.

A pesar de sus dolencias, Ozzy nunca perdió el contacto con su público. Su esfuerzo por despedirse como quería demuestra su profundo amor por la música y por los fanáticos que lo siguieron durante más de cinco décadas.
Nacido como John Michael Osbourne, Ozzy forjó un camino único en el mundo del rock. Desde su irrupción con Black Sabbath a fines de los años 60 hasta su carrera como solista y su papel en la cultura pop —con su excéntrica vida familiar transmitida en televisión—, fue mucho más que un cantante: fue un ícono.
Su legado trasciende generaciones, géneros y fronteras. Ozzy Osbourne fue, es y será el Príncipe de las Tinieblas, una figura irrepetible que supo reinventarse, conmover y desafiar los límites del arte y la vida.