La muestra que se exhibe en la sala 4 del Centro Cultural Recoleta propone un recorrido por piezas resilientes, construidas con materiales descartados y en diálogo entre distintas generaciones de artistas.
En la sala 4 del Centro Cultural Recoleta, un laberinto de cartón corrugado alberga una gran cantidad de obras que no buscan encajar en una estética formal, sino compartir una actitud. Esa es la premisa de Arte Rata, una muestra curada por Lulo Demarco y Delfina Bustamante, que propone una nueva categoría dentro del arte argentino, surgida desde los márgenes, las sombras, el descarte y el deseo de hacer.
“Arte Rata es un proyecto que estamos haciendo con Delfina”, detalló Lulo a La Vereda, “una investigación que lleva varios años y que está tomando forma de muestras. Siempre es un intento de manifestar una categoría que estamos inventando del arte argentino más que nada”. Lejos de los cánones académicos o de la lógica institucional, esta categoría se construye desde el hacer: “no está atravesada por un estilo formal, sino más bien con un espíritu de formas de hacer arte, que para nosotros tiene mucho que ver con la historia argentina”, agrega.
Las piezas que integran la muestra no están unidas por una técnica, ni siquiera por una época, sino por una sensibilidad común. “Es una categoría de arte que atraviesa muchas generaciones y que esperamos que atraviese muchas más”, señala Demarco. “Hay una metáfora inicial respecto a cómo los artistas se mueven en las ciudades, un poco tocando cómo se mueven las ratas: el mundo del under, las alcantarillas, la noche… esas formas de hacer se manifiestan en estas obras”.
Al recorrer la sala, el visitante se encuentra con una arquitectura tan cruda como evocadora: un dispositivo de cartón que se convierte en madriguera y que acompaña la experiencia. “Pensamos en armar un dispositivo curatorial y exhibitivo, y una museografía que tuviera sentido con todo esto que acaba de relatar Lulo”, explicó Delfina Bustamante. “Este laberinto está construido con cartón corrugado y quisimos armar una narrativa que colabore con las obras, pensando en los materiales que los artistas usan, en los descartes que quedan en los talleres, en lo que se utiliza para embalar obra o en el cartón que se pone abajo para pintar”, completó la curadura.
Pero ese diálogo no es solo material, sino también simbólico y político: “la idea es poner en un mismo nivel obras más institucionalizadas, más historiografiadas, con la de un artista contemporáneo. Hay algo de democratización en ese sentido”, sostuvo Bustamante, y ejemplifica: “como poner a dialogar una obra de Juan del Prete con una de Santiago Villanueva”.
Lejos de la solemnidad museística, Arte Rata invita a sumarse desde la cercanía. Según Lulo, el recorrido incluso puede despertar en más de una persona el deseo de hacer arte. “Sí, la verdad que sí. De hecho, en una parte del texto curatorial —que si pueden leerlo sería genial— lo hicimos con mucho amor y pensamos que transmite mucho el afecto que tenemos por este tipo de arte”, señaló. Y destacó: “en esa parte decimos que Arte Rata es un arte que hace muchísima gente que por ahí no sabe que es artista o no lo piensa de esa forma. También tiene sus grandes artistas, que son los que vemos acá”.
La propuesta curatorial también toma en cuenta la idea del laberinto como una metáfora de la práctica artística: “para mí representa un poco las formas que hay de acercarse al hacer arte, que no siempre es una línea recta”, dice Lulo. “No es tan una carrera, sino que tiene sus tangentes, sus recovecos, sus callejones sin salida, que lo van a ver en el laberinto literal de la muestra y creo que también está en espíritu en lo que se está mostrando”.