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El Cultural Borges vuelve a depender del Ministerio de Cultura

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El Centro Cultural Borges, el tradicional recinto porteño dedicado al arte y la cultura, volverá a depender del Ministerio de Cultura, según informó Tristán Bauer, titular de la cartera.

Bauer confirmó el traspaso «después de una importante y cordial negociación con la Fundación para las Artes», que desde 1995 gestiona el espacio ubicado en la calle Viamonte 525.

De esta manera, el Centro Cultural Borges, que aloja cuatro auditorios, salas de exposición, área de talleres, espacios para espectáculos, seminarios y conferencias en los más de 10.000 metros cuadrados que lo componen, vuelve al Ministerio de Cultura, que anunció a través de un comunicado de prensa que «tiene previsto desarrollar importantes proyectos: siguiendo su tradición histórica, realizando una puesta en valor cultural y estética, e incluyendo una profunda dimensión federal».

Ahora el Museo Nacional de Bellas Artes tendrá a su cargo un espacio dedicado a recordar sus orígenes, dado que allí funcionó su primera sede; otro espacio será destinado a homenajear, en forma permanente, al gran escritor argentino que da nombre al Centro Cultural.

A su vez, anunciaron que «se concretará el postergado traslado del Museo Nacional de Arte Oriental, que será renovado y dispondrá de un lugar propio, acorde a su relevancia y dedicado al arte oriental contemporáneo».

Otra de las iniciativas que se desarrollarán en una primera etapa incluye la curaduría de la dirección del Palais de Glace de otra de las salas, con exposiciones que acerquen miradas contemporáneas sobre su acervo, y habrá un espacio dedicado a impulsar, promover y alentar el mercado de artesanías locales de la Argentina.

El Centro Cultural Borges comenzó a construirse en 1891, en una obra ejecutada por los arquitectos Francisco Seeber y Emilio Bunge, y siempre fue un espacio vinculado al arte, de tal forma que, en 1896, el imponente edificio de estilo parisino ya albergaba a la primera sede del Museo Nacional de Bellas Artes. En 1908, parte del edificio se vendió al Ferrocarril Buenos Aires al Pacífico.

A mitad de la década de los 40, Antonio Berni, Lino Spilimbergo, Juan Carlos Castagnino, Demetrio Urruchúa y Manuel Colmeiro realizaron en la cúpula los impresionantes murales que hoy constituyen un emblema y debieron ser restaurados en dos oportunidades: la primera en 1978, bajo la dirección de Antonio Berni, y la segunda en 1991 por un equipo argentino-mexicano dirigido por Manuel Serrano Cabrera.

En 1989 fue declarado Monumento Histórico Nacional, pero al poco tiempo fue entregado en concesión a Galerías Pacífico S. A., que lo transformó en centro comercial.

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