El Festival Internacional de Cine de Terror, Fantástico y Bizarro Buenos Aires Rojo Sangre (BARS) celebró anoche el puntapié inicial de su 25° aniversario con una apertura única en la iglesia San Ignacio de Loyola, en el barrio porteño de San Telmo.

El tradicional encuentro comenzó con la proyección de “Si muero antes de despertar”, un clásico del cine argentino de suspenso dirigido por Carlos Hugo Christensen en 1952.

Antes de la proyección, Meri Lucewicz -una de las organizadoras del festival-, dialogó con La Vereda y expresó su emoción por esta edición especial: “Nos estamos preparando emocionados y muy a tono con lo que son unas Bodas de Plata porque estamos en una iglesia, felices de esta convocatoria y de que tanta gente tenga ganas de venir no solo hoy, sino también al festival”.

El BARS se llevará a cabo hasta el 8 de diciembre en el Multiplex Belgrano, ubicado en Vuelta de Obligado 2238, y contará con una nutrida programación. Este año, el festival incluye 63 largometrajes, de los cuales 28 son argentinos, y una vasta selección de cortometrajes. “Es posible hacer una ruta de largometrajes y cortometrajes argentinos ya de por sí”, comentó Lucewicz, destacando la importancia del cine nacional en esta edición.

Entre las propuestas internacionales, el festival presenta una amplia variedad que va desde un musical de Estonia hasta películas de zombies con tintes dramáticos, además de una notable presencia de cine asiático. “Tenemos La invasión Japón, que son dos películas obviamente de ese país; una película china, ‘A Place called silence’, y una coreana, ‘Exhuma’. Me parece que eso también está bueno para sentarse a ver un cine que por ahí en tu casa no te sentás a ver”, señaló.

Lucewicz también destacó la programación especial de clásicos del terror, algunos proyectados a la medianoche, como parte de la experiencia que el BARS busca ofrecer a sus asistentes. “Es ir al cine como una experiencia y no solo con ver la peli. Incluso hacerlo en la medianoche, probablemente habiendo tomado una cerveza antes de entrar, es medio un espíritu del festival que nos gusta llevar al frente”, afirmó.

El BARS, que en su edición anterior sorprendió con una apertura en el Cementerio de la Recoleta, continúa innovando con locaciones inusuales. “Son caprichos míos, no hay otra”, confesó Lucewicz entre risas, añadiendo que buscan diferenciar cada edición y llegar a nuevo público.