Todos los amantes de la guitarra sabrán de antemano lo que significa el nombre Gibson. Y a más de uno seguramente se le haya caído una lágrima al saber que esta icónica marca de instrumentos oriunda de los Estados Unidos se ha declarado en quiebra.

Pero, antes de continuar con los lamentos, la buena noticia es que la marca continuará y no desaparecerá y, de esta forma, las leyendas de la guitarra seguirán apareciendo en los cuadros y las fotos con una Les Paul o una SG en sus manos, entre algunos de estos instrumentos tan característicos.

Quien habla de Gibson enseguida asocia la marca a músicos de la talla de Jimmy Page (Led Zeppelin), Slash (Guns ´n Roses) o B.B. King, con su inolvidable Lucille. Pero la lista sigue y no se termina, con nombres como los de Joe Perry (Aerosmith), Bob Marley, Ace Frehley (Kiss), Eric Clapton, Marc Bolan (T-Rex), Chuck Berry o Jeff Beck.

Ahora bien, el problema de la marca fundada en 1902 reside en la exorbitante deuda de 500 millones de dólares que la empresa no puede asumir. De esta forma, los acreedores tomarán el control de la firma.

Según explicó el hasta ahora director ejecutivo de Gibson (desde 1986), Henry Juszkiewicz, esta medida permitirá que la marca “asegure una estabilidad a largo plazo y salud financiera”.

Uno de los principales quiebres en Gibson se dio en 2014, año en que la empresa se hizo cargo de la división de audio de Philips, con un costo que trepó a los 135 millones de dólares, sin embargo, esta experiencia no fue para nada buena, dejando en el camino una abultada suma en concepto de deudas.

A través de sus acreedores, Gibson se dedicará únicamente a la fabricación y comercialización de sus clásicos instrumentos musicales.

Con puntos de fabricación en las ciudades de Nashville, Memphis y Bozeman, Gibson venda cerca de 200 mil guitarras al año en 80 países. Cabe destacar que, pese a la quiebra, las ventas subieron un diez por ciento en 2017 generando un ingreso de 122 millones de dólares.