Inauguró la muestra virtual de caricaturas de Alfredo Sábat
De manera reciente fue inaugurada la muestra virtual de caricaturas, ilustraciones digitales y videos de Alfredo Sabat en el Centro Cultural Roberto Fontanarrosa de Rosario.
Esta exposición es organizada por el Museo de la Ilustración Gráfica de Buenos Aires (MIG) y comprende imágenes, textos y producción audiovisual compaginada por Hugo Maradei, Gonzalo Cadenas y Nicolás de Brun, bajo la curaduría del propio Sábat.
Bajo el título “Huellas digitales”, todas las imágenes que componen esta muestra fueron realizadas en formato digital, a través de una computadora.
En estos tiempos, la computadora es una herramienta más para dibujar o pintar, cuyo resultado es un archivo digital. Esto es porque hoy en día cualquier trabajo gráfico que se haga para ser publicado, tarde o temprano será pasado a formato digital.
Ceros y unos. Pulsos eléctricos que serán transmitidos para que una imprenta los convierta nuevamente en algo táctil al manchar con tinta un papel, o que nunca dejarán de ser pulsos al permanecer en el mundo virtual de la Internet.
Entonces depende del autor decidir a qué altura del proceso ese trabajo pasará a ser pulsos eléctricos, si se realiza originalmente en papel y luego se escanea, si la imagen se elabora completamente en la computadora o si es un proceso híbrido, mezclando un papel escaneado con coloreado por computadora.
Sea como sea, hoy toda ilustración pasa por ese mundo virtual, y a veces, nunca llega a existir físicamente como se lo ve en papel o una pantalla. Lo que antes podíamos llamar un “original”, algo que se puede tocar, se enmarca o atesora, tal vez no existe.
Sin embargo, quedan huellas de ese trabajo en las reacciones que causa. Se ve, se disfruta, hay reacciones positivas o negativas. Provoca una emoción. Y esa emoción que crean, sea de aceptación o de rechazo, sigue siendo tan real y tan virtual como antes, porque las emociones tampoco se pueden tocar.
Las emociones también son pulsos eléctricos que se mueven en nuestro interior. Así que todo cambia, y nada cambia. Entramos en un mundo digital en el que siempre estuvimos.