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“Inferno”, de Rafael Spregelburd, continúa en octubre en el Astros

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“Inferno”, el espectáculo que el dramaturgo y actor Rafael Spregelburd presenta en el Teatro Astros, continuará en cartelera los miércoles de octubre.

Producida por Andrea Stivel y Claudio Gelemur para Blueteam Group, la obra se completa con Andrea Garrote, Violeta Urtizberea y Guido Losantos.

Las localidades pueden adquirirse en las boleterías del recinto emplazado sobre la Avenida Corrientes 746 o bien a través de Entrada Uno.

Spregelburd y Garrote fundaron en 1994 la Compañía El Patrón Vázquez, que lleva adelante esta puesta, un texto comisionado a Rafael Spregelburd por el Vorarlberger Landestheater Bregenz de Austria para celebrar los 500 años de El Bosco.

Inspirado en el eterno asombro de esa pintura abigarrada, lúdica, moral, profética, el autor diseña un complejo laberinto sobre el pecado, la culpa, la virtud y la tortura del alma, una suerte de heptalogía en siete breves cantos asimétricos que llevan al límite las posibilidades expresivas de los protagonistas.

La obra además cuenta con la música en vivo de Nicolás Varchausky (que se mueve entre la electroacústica y la performance), vestuario de Lara Sol Gaudini y un espacio diseñado por Santiago Badillo (intervenido para la ocasión por la fotografía de Marcos López).

En “Inferno”, la obra girará en torno a un periodista que viaja a Santiago de Chile y despierta un tanto confundido. En ese contexto, dos catequistas lo sacarán de la cama para traerle urgentes novedades: el Vaticano ha abolido el infierno.

Ahora que el sitio específico de condena para las almas no existe más como lugar en sí sino que pasa a ser sólo una palabra, resulta que el infierno está en todas partes.

Como consecuencia, la única forma de escapar será con siete llaves; virtudes que deberán ser aprendidas: fe, esperanza, caridad, templanza, justicia, prudencia y fortaleza.

Según expresa Spregelburd, esta obra le permitió “trabajar una vez más sobre las obsesiones permanentes: el mundo como creación del lenguaje, el caos, la catástrofe, la culpa y la estafa”.

Asimismo, el autor agrega que ante la propuesta para llevar adelante esta obra “decidí más bien traer el infierno lo más cerca posible de nuestra experiencia real. Somos un país atravesado por un trauma infernal, el de la dictadura, y aún estamos imaginando cómo balbucear por fuera de ese tabú”.

“Me acompaña un equipo soñado de comediantes desaforadas para pintar con un humor incómodo las horas más negras de nuestro infierno común. Nos hemos abocado a la tarea titánica de abordar un imposible: tejer historias con los retazos de una tela desgarrada por el horror”, detalló.

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