“Las niñas del naranjel” gana el Premio Fundación Medifé Filba
La novela de la escritora Gabriela Cabezón Cámara se consagró como ganadora de la quinta edición del Premio Fundación Medifé Filba, un reconocimiento que destaca lo mejor de la literatura contemporánea.
Este galardón, que otorga un premio de 3.500.000 pesos, fue anunciado tras un proceso de selección que comenzó en julio y culminó con la elección de esta obra entre 252 publicaciones evaluadas.
El jurado, integrado por María Sonia Cristoff, Juan Mattio y María Moreno, resaltó las múltiples virtudes de la novela, publicada por Penguin Random House. Según el jurado, el libro combina profundidad crítica y un lenguaje único que revitaliza la narrativa. “Es capaz de vérselas con un personaje histórico sin caer en fórmulas previsibles, devolviendo una extraordinaria vitalidad al diálogo y al lenguaje”, señaló María Sonia Cristoff.
Por su parte, Juan Mattio destacó cómo la novela aborda la historia desde un enfoque novedoso, torciendo el lenguaje para explorar nuevas perspectivas. “Gabriela Cabezón Cámara genera grietas en lo que pensábamos ya conocido, como la Conquista Española o las identidades tradicionales”, afirmó. María Moreno, en tanto, subrayó la riqueza idiomática de la obra, que mezcla español, guaraní y otras expresiones, creando una narrativa desobediente y única.
La novela ganadora fue elegida de una lista corta integrada además por “El amor es un monstruo de Dios”, de Luciana De Luca (Tusquets Editores); “El diablo Arguedas”, de Betina Keizman (Editorial Entropía); “La audición”, de Abel Gilbert (Editorial Golosina) y “Lenguas vivas”, de Luis Sagasti (Eterna Cadencia Editora).
La obra premiada destaca por su singularidad narrativa. “Las niñas del naranjel” relata la historia de Antonio, un personaje inspirado en Catalina de Erauso, conocida como la Monja Alférez, quien en el siglo XVII escapó del convento donde era novicia para participar, vestida de hombre, en la conquista de América. La novela entrelaza aventuras y reflexiones sobre identidad, con un lenguaje barroco que integra canciones vascas, rezos en latín y palabras del guaraní.
En un fragmento, el protagonista reflexiona: “El rumor de la selva no se interrumpe. Es un solo pero hecho de miles de voces. […] No sólo el montón de árboles y animales sino algo inmaterial entre ellos. Una relación. O muchas”. Este pasaje es un ejemplo de cómo la novela invita a una experiencia sensorial y profunda de la narrativa.
El Premio Fundación Medifé Filba, consolidado en el ámbito literario, ya ha distinguido en ediciones anteriores a autores como Juan Ignacio Pisano con “El último Falcon sobre la tierra” (Baltasara Editora), Federico Falco con “Los llanos” (Editorial Anagrama), Juan Mattio con “Materiales para una pesadilla” (Aquilina Ediciones) y Diego Muzzio con “El ojo de Goliat” (Editorial Entropía).