Tres instituciones de la Ciudad de Buenos Aires rinden homenaje a Luis Felipe “Yuyo” Noé con muestras en las que es posible apreciar diferentes etapas de su carrera artística y su influencia en el arte argentino contemporáneo.
A pocos meses de su fallecimiento, el legado de Luis Felipe Noé (Buenos Aires, 1933–2025) sigue vigente a través de exposiciones que le rinden homenaje y lo contextualizan dentro de la historia del arte argentino y latinoamericano.
Tanto el MALBA como el Museo Nacional de Bellas Artes y la Fundación Klemm presentan obras del artista en el marco de muestras individuales o colectivas que destacan su rol central dentro del movimiento de la Nueva Figuración y su permanente experimentación estética.

En el MALBA se exhibe una selección de cinco piezas realizadas entre 1962 y 1965, un periodo clave para la obra de Noé en el que consolidó su ruptura con los cánones del modernismo pictórico. Se trata de un conjunto que refleja su concepto de “cuadro dividido”, mediante el cual buscaba fragmentar la unidad del lienzo generando disonancias visuales y conceptuales. “Con esta técnica propuse romper con la armonía clásica e introducir el caos como estructura, algo que más tarde desarrollé en mi primer libro Antiestética”, sostenía el artista.
La muestra, que se puede visitar hasta el 29 de septiembre, revela también cómo Noé incorporaba elementos ajenos a la pintura tradicional —como bastidores intervenidos y materiales cotidianos— para intensificar el impacto expresivo. Las obras seleccionadas, enmarcadas en la etapa de la Nueva Figuración, dialogan con sus exploraciones sobre la relación entre abstracción y figuración, dando lugar a un lenguaje plástico propio que influenció a generaciones posteriores.
Por su parte, el Museo Nacional de Bellas Artes también homenajea a Noé con una intervención en el hall principal, como reconocimiento a una trayectoria profundamente ligada a la historia del museo. El vínculo entre Noé y el Bellas Artes comenzó en 1963 con la recordada muestra “Deira, Macció, Noé, De la Vega”, que marcó el surgimiento oficial del grupo Nueva Figuración, y continuó con importantes exposiciones retrospectivas en 1985, 2009, 2010 y 2017.
“Solo puedo decir que soy Yuyo Noé”, había declarado el artista en su cumpleaños número 90 celebrado en ese mismo espacio en 2023, durante un evento que reunió a colegas, amigos y representantes de la cultura para festejar su vida y obra. Su última gran retrospectiva allí, Mirada prospectiva, reunió 120 piezas y fue visitada por más de cien mil personas.
En simultáneo, otra muestra en el Museo Nacional de Bellas Artes permite redescubrir el cruce entre Noé y otros referentes del arte conceptual latinoamericano. Se trata de Porter-Camnitzer. Los años del New York Graphic Workshop, una exposición que reconstruye el paso de Liliana Porter y Luis Camnitzer por Nueva York entre los años sesenta y setenta, incorporando estampas de artistas con quienes compartieron afinidades estéticas, entre ellos Noé, Marta Minujín y otros. La curaduría de Silvia Dolinko suma también referencias a la histórica muestra “Experiencias 69” del Instituto Di Tella, un momento clave del arte argentino experimental.
La tercera institución que incluye obras de Noé en sus salas es la Fundación Klemm, que actualmente presenta “Una cita con el pop”, una muestra que aborda la irrupción del pop-art en la Argentina y sus ecos en la escena contemporánea. El recorrido está dividido en núcleos temáticos, desde los antecedentes informales hasta el vínculo entre arte y política, pasando por la ebullición creativa del Instituto Di Tella en los años sesenta.

Allí, entre piezas de diversos autores, se destacan algunas obras de Noé que muestran su capacidad para absorber y resignificar las influencias internacionales, adaptándolas a una estética local atravesada por la crisis política, social y cultural del país. “En mi obra siempre estuvo presente la intención de no quedar encerrado en una forma ni en una época. El arte no es para mí una respuesta sino una pregunta constante”, escribió Noé, cuya mirada crítica y vital sigue generando interrogantes.
Las tres exposiciones ofrecen una oportunidad única para reencontrarse con uno de los grandes renovadores del arte argentino, cuya producción sigue generando nuevas lecturas y atravesando fronteras generacionales. En cada una de ellas se hace visible el carácter expansivo de su obra, su capacidad de integrar tradición y ruptura, reflexión e impulso, caos y estructura.