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Lisandro Fiks: “Me gustó hacer una comedia con trasfondo social y político”

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El director de “La gran renuncia” dialogó con La Vereda y marcó como fue adaptar uno de los grandes éxitos de los ’60 para continuar vigente en la actualidad.

Con temporadas en el Cine Teatro El Plata de Mataderos y el Teatro de La Ribera de La Boca, “La gran renuncia” es una de las obras producidas por el Complejo Teatral de Buenos Aires que continúa su marcha a puro éxito, gracias a un texto fuerte y en tono tragicómico actualizado por el gran Lisandro Fiks.

Basado en la obra original “La Fiaca”, que Ricardo Talesnik escribió en 1967, está obra se actualiza y sigue vigente gracias a las actuaciones de Gastón Cocchiarale, Laura Cymer, el propio Fiks, Abian Vainsein, Romina Fernándes y la participación virtual de Luis Brandoni.

Actualmente es uno de los grandes éxitos de la cartelera del teatro Picadero y por tal motivo, su director se mostró muy feliz por la repercusión que tuvo la obra e incluso remarcó que la “disposición del Picadero hace que tengamos al público muchísimo más cerca” y eso “retroalimenta el humor y nuestra energía”.

¿Qué representó en vos el texto de ´La fiaca´? ¿Siempre fue tu intención aggiornarlo y encararlo?

No, en realidad no tenía intención de hacer “La Fiaca”. Fue una propuesta de mi amigo Gastón Cocchiaralle, que me pidió que la dirija. Entonces, cuando me acerqué nuevamente al texto me pareció que era imprescindible una actualización del tema. Me parecía que estaba bien para fines de los ’60, en la que fue un rotundo éxito, pero ahora necesitaba una actualización. Me parecía que tener ‘fiaca´ hoy en día no era el punto fundamental de la obra.

Me gustó mucho tomar el tema del humor y llevarlo adelante. Hacer una comedia que tenga un trasfondo social y político como lo tenía “La Fiaca”.

Vale señalar que en la obra se plantea la posibilidad de, por momentos, despegarse de la tecnología, para volver a conectarse con la realidad. Haciendo hincapié en el abuso de la misma. Igualmente, según explica Fiks, la obra no intenta “demonizar a la tecnología ni a los celulares. Me parece que el problema más grave es el límite”.

Ante esta cuestión, el director asegura que si bien “todo lo que está en el celular está destinado a hipnotizarte y atraparte”, está en cada uno “ponerle el límite a esta realidad”. De este modo se podrían apreciar los verdaderos beneficios como “acercar familiares, despejar dudas, estudiar y leer en cualquier momento y eso está bueno. Ahora el abuso no está bueno y la adicción al teléfono mucho menos”, señala.

¿Te has visto reflejado en alguna de las situaciones de la obra?

Si, absolutamente. De hecho hay muchas cosas de la vida cotidiana, mías y de la gente que me rodea que están volcadas en la obra.

Creo que ese también es uno de los grandes atractivos del texto: que la gente se siente reflejada. Se ve o ve gente muy cercana y se ríe de eso, aunque roce lo tragicómico, pero el punto es ese, que todos nos sentimos representados por la obra.

El fenómeno de “la gran renuncia” a nivel mundial causó un importante movimiento a la hora de dar un paso al costado laboralmente. ¿Crees que la obra puede funcionar para terminar de decidir a aquellos indecisos que aún no se animan al gran cambio y la aventura de los nuevos horizontes?

Sí, creo que sí. El intento es de invitar a la gente a la reflexión, sea con la tecnología o con los sueños de la infancia. De hecho una amiga de Laura (Cymer) le había comentado que había renunciado a su trabajo después de haber visto la obra. Esperemos que sea para un emprendimiento mucho más feliz que el trabajo que tenía.

Ojalá, el mundo sería muy distinto si todas las personas nos dedicáramos a las cosas que amábamos y soñábamos cuando éramos chicos. El humor y el estado de ánimo de todo el mundo serían diferentes.

Una de las escenas más reflexivas es la de viajar a la infancia y recordar aquellos sueños perdidos. ¿Te ha tocado alguna situación similar?

Sí, claro que vuelvo a esa infancia y a pensar en esos sueños perdidos. También por suerte cumplí muchos de ellos, pero creo que – como la pregunta anterior- saber que esta sociedad y este mundo necesitan que la gente no cumpla sus sueños y trabaje, y ocupe las plazas que la sociedad necesita y que el trabajo está ahí. Eso es como muy doloroso, como que el mundo nos invita a volvernos locos si no conectamos con eso es muy doloroso todo.

Como director, Fiks define a la obra “una comedia de principio a fin” y a su vez “intenta reflejar un poco el momento sociopolítico de nuestros días, intentando también que la gente reflexione y se vea reflejada en lo que pueda ser un exceso en la tecnología”.

Dentro de ese contexto, “la obra tiene toda la intención de hacerte pasar un buen rato y creo que lo logramos, porque la gente se va muy contenta y se ríe mucho durante la obra”, apunta Fiks.

En lo personal, estás terminando temporada con “Birdland”, también lo hiciste con “Mala praxis”, ¿Qué balance has hecho? ¿Se puede adelantar algo para el futuro?

Estoy con “La Gran Renuncia” y “Birdland”, que ahora volverá los miércoles de noviembre en El Galpón de Guevara a modo de despedida. Después sí, tengo algunas obras ahí dando vuelta que probablemente las estrene el año que viene, pero todavía no voy a adelantar nada porque no hay nada concreto. Lo que sí es concreto es que seguiremos con estas dos propuestas y esperamos que no se las pierdan.

Agradecimiento Fotos: Carlos Furman

 

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