Si uno se anima a ir al cine con el antecedente —no tan feliz— de las anteriores películas de Los Cuatro Fantásticos, esta entrega logra sacarse ese lastre con una elegancia que se siente en cada escena. “Primeros Pasos” es más seria, más cuidada, y se nota en la elección del elenco y en los personajes, que por fin tienen profundidad y humanidad. No es la típica historia de orígenes: la familia ya está unida y consciente de sus poderes, y eso le da un peso distinto, casi íntimo, que escapa de la grandilocuencia.
La ambientación es un verdadero regalo para los ojos y el corazón: una Nueva York de los años 60 que convive con lo futurista, con edificios inteligentes y autos voladores que parecen sacados de una postal dibujada por Kubrick. Ese anacronismo visual no sólo sorprende, sino que hace que uno piense en qué habría sido del futuro si lo hubiéramos vivido desde entonces.

Los protagonistas —Pedro Pascal, Vanessa Kirby, Joseph Quinn y Ebon Moss-Bachrach— funcionan como una familia real, con sus virtudes y sus dudas, sus risas y sus golpes. Y si bien no faltan las escenas de acción, la película cuida el humor: no es el gag exagerado de otras producciones recientes, sino algo más contenido, donde hasta el pequeño robotito H.E.R.B.I.E se roba algunas sonrisas, recordándonos a ese Krypto que supo acompañar a Superman con ternura.
Y hay una presencia que no puede pasar inadvertida: la versión de Julia Garner de Silver Surfer, interpretada con dolor contenido y dignidad. Una figura trágica y elegante, que lleva la pena a cuestas a cambio de salvar su planeta. La suya es una actuación serena, con esa conciencia que vuelve noble hasta al más temido de los heraldos. No grita su dolor: lo arrastra con la solemnidad de quien ya entendió que hay precios que se pagan en silencio.
Galactus (Ralph Ineson), el villano principal, poderoso y sugerido con inteligencia, se presenta sin mostrar todo su poderío, dejando la puerta abierta para lo que vendrá.
Para los fanáticos, dos escenas post-créditos: la primera, una puerta clara al futuro del universo Marvel; la segunda, un guiño nostálgico y sentido, un homenaje a quienes siguen creyendo en estas historias como si fueran parte de su vida.
En resumen, “Los Cuatro Fantásticos: Primeros Pasos” no es sólo una película de superhéroes. Es una historia sobre familia, empatía, dolor, y los primeros pasos hacia algo más grande. Una película que, en un género a veces saturado, logra respirar y hacernos soñar otra vez.