Ignacio Huang presentó de manera reciente su nuevo espectáculo teatral, “Madame Blanca”, una adaptación al español de “La leyenda de la serpiente blanca”, una de las historias más populares y canónicas del folklore chino.

Esta obra promete un viaje inolvidable hacia el corazón del gigante asiático. Interpretada por el propio Huang, junto a Carolina Hsu, Florencia Solís y Walter Shao Gómez, “Madame blanca” ofrece una experiencia única para revivir esta perla cultural que ha enamorado al Lejano Oriente por más de 1000 años.

Las funciones serán el 29 de junio y todos los sábados de julio en el Espacio Experimental Leónidas Barletta (perteneciente al Centro Cultural de la Cooperación), situado sobre la Avenida Presidente Roque Sáenz Peña 943.

La trama de “Madame Blanca” gira en torno a dos serpientes inmortales, Blanca y Azul, que deciden explorar el mundo humano. Transformadas en mujeres, llegan a la orilla del hermoso lago Xihu, donde Blanca conoce a Hsuxian, un joven estudioso sin grandes logros. Blanca se enamora de Hsuxian y, con la ayuda de Azul como testigo, forman un matrimonio. Años más tarde, un monje budista se presenta ante Hsuxian y le advierte del peligro de tener una esposa sobrehumana, ofreciéndole liberarlo de su enredo y revelar las verdaderas identidades de Blanca y Azul, lo que desata una batalla entre el bien y el mal.

La leyenda en la que se basa la obra refleja la creencia taoísta de que todos los animales poseen infinitas posibilidades de sublimación, de tomar forma humana e incluso de convertirse en dioses. Esta mezcla de realidad y fantasía permite interpretaciones metafóricas que se traducen en parámetros éticos y morales para la educación del pueblo. La leyenda, originaria de la dinastía Song (1127-1279), se sitúa a orillas del lago Xihu en Hangzhou, China. La gente aún puede caminar sobre el puente Duanquiao, el lugar donde la serpiente blanca y su amante se juraron amor eterno, con la fachada de la Pagoda Leifeng al fondo.

“Madame Blanca” destaca por su protagonista femenina en una sociedad tradicionalmente patriarcal, lo que resalta el empoderamiento de la mujer como una construcción histórica y no una simple tendencia moderna. La obra también promueve un debate sobre la aceptación de la diversidad en todos sus sentidos: racial, de género, y de creencias. Es una reflexión sobre la tolerancia hacia la otredad y una denuncia contra la discriminación social.

Aunque no es una ópera de Pekín, “Madame Blanca” incorpora elementos formales de este arte, como personajes arquetípicos, escenografía simbólica, mímicas, música, vestuario y escenas de combate. La narrativa se sintetiza en cuatro personajes típicos de la Ópera de Pekín: el galán, la dama, la cara pintada o el colérico, y el bufón. La obra utiliza una escenografía minimalista y técnicas de artes marciales para las escenas de combate. Es apta para todo público y evita el lenguaje y las escenas violentas, haciendo de “Madame Blanca” un espectáculo accesible para todas las edades