Madorrán: el mundo del arbitraje llegó al teatro
Fabián Madorrán fue, sin duda alguna, uno de los árbitros del fútbol argentino más polémicos de los últimos tiempos y tuvo, como todos sus colegas, decisiones desacertadas. Sin embargo –y con aún años de carrera por delante- fue desvinculado por la Asociación de Fútbol Argentino (AFA), que adujo en su momento falta de aptitud física. Este hecho provocó en el referí de 38 años una depresión que lo llevó a tomar la drástica decisión de quitarse la vida en 2004.
Muchos años después, llegando a este 2017, el dramaturgo Jorge Drechsler, decidió tomar su figura para contar más acerca de un ambiente un tanto menospreciado dentro del jugoso mundo del fútbol: el arbitraje. Para eso, llevó adelante una obra que cuenta con la gran actuación de Ramiro Aguayo y que puede verse todos los viernes en el Teatro Anfitrión (Venezuela 3340).
La Vereda tuvo la posibilidad no sólo de ver el espectáculo, sino también dialogar con ambos protagonistas, que incluso tuvieron la visita de Silvana Madorrán, hermana del inspirador de esta obra.
Según expresó Drechsler, “Madorrán surge a partir de una idea de explorar el mundo del fútbol a través de su lenguaje, que es lo que me interesaba. El habla del fútbol y cómo eso puede configurar a una persona si está muy metida en el tema” y agregó: “la figura de Madorrán vino, en medio de esa investigación, porque lo recordaba cuando iba a la cancha. Fue un árbitro muy polémico en su época y tenía una historia que nos parecía que era rica para investigar, por lo que decimos continuar tomando su figura para hablar del mundo del fútbol y más también”.
¿Qué cosas puntuales te llamaron la atención de su figura?
La vida de los árbitros en general, no solo de Madorrán, es algo bastante oculto. No se sabe más de lo que que muestran en los partidos. Los futbolistas y técnicos sí tienen un glamour de su vida privada, en cambio la vida de los árbitros es algo ignorado. En el caso de Fabián lo que nos interesó fue esto, notábamos la fuerte presencia de una pasión que es lo que lleva adelante su vida y la termina, también.
¿Cómo llega Ramiro a ser Madorrán?
Yo lo conocía de otras obras muy buenas que hizo, como Yo así en El Brío Teatro y Crece a lo lejos un canto, trabajos en los que estuvo muy bien. Me había quedado impresionado, así que cuando escribí Madorrán siempre lo tuve en cuenta para el personaje.
Además, tuve la suerte que en el momento en que envíe el texto dijo inmediatamente que sí.
Al finalizar la obra, Silvana Madorrán se acercó tanto al director como al actor principal. La mujer agradeció la puesta en escena y además resaltó rasgos similares entre su hermano y Ramiro Aguayo. “La verdad es que es algo que nunca me hubiera imaginado, pero me alegra mucho. La verdad es que fue bastante fuerte conversar con los familiares que han vivido una tragedia”. ” y añadió que “más allá que no se trate de una biografía, no se intente atar directamente a los hechos, ni se denuncia nada, que se trate de una mirada artística sobre la vida de él y el fútbol, que la hayan podido apreciar y que lo hayan hecho de tomar a Fabián como figura para hablar de esto. La verdad es que fue bastante fuerte conversar con los familiares que han vivido una tragedia”.
Ramiro Aguayo fue quien se puso en la piel del ex árbitro y, según cuenta, lo hizo “sin dudarlo” gracias a un “texto maravilloso”. Lo cierto es que su actuación no deja ningún tipo de dudas y demuestra lo acertada que estuvo la decisión de Drechsler de convocarlo para el papel. Más teniendo en cuenta que “soy un tipo completamente cero fútbol”.
El actor detalló que “Jorge me vino con una propuesta bien concreta, porque él ya tenía la obra escrita. Es muy poética, con una estructura bastante especial y simplemente me encantó. El sí fue rotundo; estaba ensayando otra cosa y sostuve paralelamente dos ensayos, pero en algún momento decidí, sobre todo por la contundencia que tenía el texto de Jorge y lo atractivo que me resultaba el personaje y el mundo que narraba, abocarme íntegramente solo a Madorrán”.
¿Tenias una impresión previa al personaje que ibas a interpretar?
Lo cierto es que no sé nada de fútbol. Para mí eso fue lo más jugoso como actor: intentar meterme en un mundo que me parece que es muy atractivo para el teatro.
Puntualmente, algo más raro todavía, como lo es el árbitro, porque en el mundo del fútbol hay miles de clichés como el hincha, el jugador o el técnico. Los medios además se enfocan mucho en eso, pero el árbitro es alguien que pasa desapercibido siempre, porque es su rol básicamente: no pueden ser protagonistas.
Sin embargo hay casos, como el de Fabián, que un poquito querían serlo. A partir de ahí su postura y su mirada sobre el juego y su agresividad, por decirlo de alguna manera, en el momento de dirigir. Siempre fue polémico y para mi tiene un encanto, incluso desde lo físico, donde aparecen movimientos exclusivamente del árbitro. De hecho me gustaría explorar aún más, creo que todavía hay mucho camino por investigar.
¿Lograste encariñarte con su figura, más teniendo en cuenta cómo termina su historia?
Como actor no puedo encariñarme o no encariñarme con el personaje. Sí lo que puedo hacer es no juzgarlo, regla número 1 para el actor y el teatro, porque si lo hago me alejo y automáticamente hago una pantomima de lo que sería ese personaje. Entonces en un principio no lo juzgo e intento enfocarme en la persona y en lo trágico que le sucede.
Esta es una profesión que demanda una alineación muy particular y fuerte. Uno tiene que subirse a un personaje que es el del árbitro y redoblar la apuesta: ser totalmente imparcial y contundente con lo que se hace. Eso lleva a que tengas con la profesión una alineación muy fuerte y al menos es lo que imagino de un árbitro.
Pasar de tener eso o a no tenerlo es algo muy fuerte en la vida de cualquier persona. Creo que cualquiera que tenga una profesión, a la que le dedicó todo, como el dice en un momento en el texto; creo que pasar de tenerlo a no tenerlo…inevitablemente te mueve todo tu mundo y es lo que me gusta ver: que le sucede con esa ausencia.
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