La banda argentina Mosaico lanzó “Implosión”, un trabajo de cuatro canciones donde refuerza su identidad dentro del indie post-hardcore.
El material ya está disponible en plataformas digitales y muestra una evolución hacia un sonido más introspectivo y conceptual.
Tras su álbum debut “Interior” (2023) y los sencillos “Respirar” y “Lo mismo esta vez”, Mosaico regresa con un EP que captura la tensión de la implosión como metáfora emocional: un estallido que ocurre hacia adentro. Con atmósferas contenidas, estallidos rítmicos y una lírica de fuerte carga introspectiva, el grupo consolida una propuesta que dialoga con el emo y el post-hardcore de los 2000, pero con una impronta actual y refinada.
El disco fue producido y grabado por Gregorio Alejandro Martínez —músico clave en el circuito alternativo argentino, con trabajos junto a Los Brujos, Francisco Bochatón y Leo García— en Tierra Plana Estudio. La mezcla y el mastering estuvieron a cargo de Ezequiel Vera.
“Implosión” transita entre melodías calmas y descargas intensas, equilibrando el costado melódico con la crudeza emocional. En sus composiciones conviven influencias del emo noventero, el post-hardcore melódico, el post-rock ambiental y el indie rock alternativo, marcando un nuevo punto de inflexión para la banda dentro del panorama independiente.
Mosaico se formó a partir de la unión de músicos con trayectoria en proyectos fundamentales de la escena hardcore y emocional como Neokira, Distante, sur. i. name, Persv y Viaje a la Nada. Con esa experiencia, el grupo construye un lenguaje propio que explora los límites entre el emo, el punk y el post-hardcore, siempre desde una sensibilidad visceral.
En un presente donde el indie argentino abraza cada vez más lo emocional y lo distorsionado, Mosaico se incorpora con un planteo que no teme exponer vulnerabilidades. Sus letras íntimas y confesionales dialogan con guitarras intensas, generando un efecto catártico tanto en la escucha como en el vivo.
Las presentaciones de la banda se distinguen por una energía compartida con el público. Más que conciertos, se convierten en rituales de comunión donde escenario y espectadores laten al mismo ritmo. Con estética cuidada y una propuesta que combina lo nostálgico con lo actual, Mosaico ofrece una experiencia que trasciende lo musical: un refugio emocional en forma de canción.