Este miércoles se apagó una de las mentes más lúcidas y revolucionarias del arte argentino: Luis Felipe “Yuyo” Noé, a los 91 años. Pintor, pensador, docente y ensayista, Noé deja un legado monumental que atraviesa generaciones y géneros, entre el caos expresivo y la reflexión crítica.
Nacido en Buenos Aires en 1933, Noé fue una figura central de la vanguardia local desde los años 60, cuando integró el inolvidable colectivo Otra Figuración junto a Ernesto Deira, Rómulo Macció y Jorge de la Vega. Juntos rompieron con los moldes del arte moderno, apostando por una pintura que no temiera al desborde ni a lo político.
Yuyo siempre defendió la idea del caos como estructura, una mirada que se plasmó tanto en sus obras visuales como en sus textos. “El desorden no es lo contrario del orden, sino su inseparable compañero”, solía decir. Su obra se expuso en los principales museos del mundo, pero su corazón siempre estuvo en Buenos Aires, donde enseñó, escribió y pensó hasta sus últimos días.
La familia agradeció el acompañamiento y el respeto en este momento de duelo. Los restos de Yuyo Noé serán velados este jueves 10 de abril en la Legislatura Porteña, entre las 9.30 y las 14 horas, para que todos los que deseen despedirlo puedan acercarse.
Hoy, el arte argentino pierde una voz irrepetible, pero el eco de su pensamiento y sus colores seguirá resonando en cada trazo que se atreva a mirar el mundo con ojos indóciles.