Aunque suena a una fantasía sacada de un multiverso imposible, fue una historia real. Años después de que Stan Lee deslizó la versión, un sobrino del Rey del Pop terminó de confirmar que Michael Jackson quiso comprar Marvel en los años noventa. ¿El objetivo? Convertirse en el Hombre Araña.
Hay mitos que parecen demasiado estrafalarios para ser ciertos, pero cuando las piezas empiezan a encajar, lo improbable se convierte en verosímil. En los años noventa, mientras Marvel atravesaba una de sus etapas más oscuras en lo económico, Michael Jackson ya no dominaba los rankings como antes y las polémicas comenzaban a ensombrecer su figura. Sin embargo, seguía siendo una de las personas más ricas del planeta. Y, sobre todo, un fervoroso amante de los cómics. Tanto, que soñaba con protagonizar una película como Spider-Man y hasta pensó que la única forma de lograrlo era comprando directamente la editorial que lo había creado.
La anécdota fue contada primero por el propio Stan Lee, quien supo ser el alma creativa de Marvel. Pero luego fue Taj Jackson, sobrino de Michael, quien terminó de confirmar que la historia era verdadera. “Quería comprar Marvel, y lo recuerdo perfectamente. Estaba con mis hermanos cuando él hablaba del tema. Se había reunido con Stan Lee y discutían cómo cerrar el trato. Lamentablemente, alguien se opuso de forma tajante y no lograron avanzar”, explicó en una entrevista realizada años atrás con el sitio Popcorn Planet.
En ese entonces, Marvel estaba al borde del colapso. En 1996 incluso se declaró en bancarrota. Lejos de lo que sería años después, con el Universo Cinematográfico de Marvel convertido en una máquina de éxitos, la empresa no encontraba rumbo. Era un escenario ideal para un comprador millonario con ganas de quedarse con un imperio creativo. Y eso fue lo que vio Michael Jackson, quien además tenía un objetivo muy puntual: ponerse el traje del Hombre Araña.
“Conocía a todos los personajes de Marvel. No era solo Spider-Man lo que le interesaba, aunque seguramente ese era el papel que más quería. Hoy estaría emocionado con el universo que se construyó”, detalló Taj Jackson, agregando que su tío también había mostrado interés en aparecer en alguna película de los X-Men. El vínculo del cantante con los superhéroes era profundo y evidente. En Neverland, su famosa mansión, tenía estatuas de tamaño real de Superman, Batman y Spider-Man. La admiración no era pasajera, era parte de su vida.
Stan Lee, que en ese tiempo aún estaba vinculado a Marvel, fue citado por Michael a su casa para hablar del tema. “Nunca terminé de entender si lo que él quería era producir una película o protagonizarla”, admitió el propio Lee, al recordar aquel encuentro. “Creía que yo podía entregarle los derechos, pero le dije que eso no dependía de mí. Tenía que hablar con la gente de Marvel”, agregó. Aun así, Jackson no se dio por vencido. Le propuso a Stan Lee un plan conjunto para adquirir la compañía. Incluso lo visitó en su casa con uno de sus hijos. “Mi esposa cuidó al chico durante una hora mientras Michael y yo discutíamos todo esto”, relató el guionista.
Pero la operación jamás se concretó. Nadie dio detalles precisos, pero todo indica que dentro de Marvel alguien puso el freno con firmeza. Jackson no logró comprar la editorial ni ponerse el traje del Hombre Araña. Años más tarde, en 2002, la compañía encontraría su primer gran resurgimiento de la mano de la película “Spider-Man”, dirigida por Sam Raimi y con Tobey Maguire como protagonista. El filme fue un éxito rotundo y marcó el camino que después consolidaría el Universo Cinematográfico de Marvel.
En 2009, apenas unos meses después de la muerte de Michael Jackson, Disney adquirió Marvel por cuatro mil millones de dólares. Desde entonces, las películas del universo Marvel recaudaron más de 22 mil millones de dólares en todo el mundo.
La pregunta queda flotando como una telaraña lanzada al vacío: ¿qué habría pasado si Michael Jackson hubiera logrado la compra? ¿Y si, en lugar de Tobey Maguire, él hubiera sido el primer Spider-Man del siglo XXI? Como en los mejores cómics, hay líneas temporales que nunca sabremos cómo habrían resultado. Pero a veces, los mitos tienen más verdad de lo que imaginamos.