Sebastian Bach ging durch Buenos Aires
Sebastian Bach kehrte in seiner neuen Präsentation in Buenos Aires zu Hause zurück, im Rahmen der Give´em Hell Tour, die ihn zurück nach Südamerika brachte.
Das Teatro de Flores war der gewählte Ort, wie bei seinem letzten Besuch in 2012, para un show que tuvo dos segmentos claramente marcados. erste, y cuando uno esperaba la arrolladora salida de un artista tan histriónico como el ex vocalista de Skid Row, sorprendió con la presencia de la banda integrada por un monstruoso Bobby Jarzombek (ex miembro de Riot, Halford y Iced Earth, entre tantas otras bandas), Brent Woods (ex Vince Neil, Bernard Fowler) en la guitarra y Rob de Luca (UFO, Helmet), quienes interpretaron el clásico de Jimi Hendrix, Little Wing.
De cuero y tachas y personalidad y voz intactas, luego fue el turno de Bach de subir al escenario, apenas decorado con una pantalla que decía su nombre y una pila de Marshalls que fueron lo justo y necesario para pasar una verdadera gran noche de clásicos inoxidables dentro del hard rock angelino de los años ’80.
Justamente ese comienzo fue como sintonizar una radio a finales de los ’80 y principios de los ‘90, ya que de a una fueron sonando Breakin’ down, 18 & life, Wasted time y I remember you.
El paso del tiempo no se hizo sentir en la voz de Bach, a quien además se lo vio de muy buen ánimo, arengando e interactuando de manera continua con su público que lo adoptó como un amigo de la casa, al grito de “Seba, Seba”. Todo esto fue retribuido siempre desde el escenario, con un músico que hablaba en español de manera constante, gracias a una gran cantidad de apuntes que tenía delante de él.
Hasta ahí todo iba de la mejor manera, pero faltaba ese algo que supo tener Skid Row en su faceta menos comercial y en los discos solistas del cantante: decibeles y fuerza. Esa mezcla poderosa, jedoch, no tardaría en llegar y necesitó solo de un pequeño corte donde se pudo escuchar una versión del clásico de Aerosmith, Back in the saddle, que sirvió para que la banda descansará y volviera hecha una verdadera furia, con Bach a la cabeza revoleando desmedidamente el micrófono que llegó a pasar apenas centímetros arriba de la cabeza del público que respondía a pleno salto en la ahora calurosa noche.
Así pasaron joyas como Slave to the grind, clásicos del primer disco de Skid Row, como Sweet little sister y Big guns, The threat y la poderosa American metalhead, de Painmuseum, a quien el cantante dedicó a “los auténticos metaleros argentinos”.
Monkey bussiness, con una parte del Tom Sawyer de Rush, Rattlesnake shake y Youth gone wild fueron los tres temas elegidos para el adiós de la banda, que ya se había ganado la noche.
Pero faltaba aún más, y la frutilla de ese postre rockero vendría con otro cover, esta vez de AC/DC, a través de T.N.T, que sirvió para decorar casi dos horas de un concierto que tuvo de todo y que dejó al público con ganas de una nueva visita que no tenga que esperar otros cuatro años.
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